LOS CICLOS Y PROCESOS
Desde siempre he pensado que tenemos una finalidad o incluso
varias en nuestro paso por esta realidad sublime. Es difícil a veces entender las situaciones
por las que vivimos y sentimos. Pero todas estas, al parecer por una fuerza que
nuestra mente humana apenas nos permite comprender, se encuentran unidas,
enlazadas las unas a las otras. Las situaciones, las personas que conocemos,
los sentimientos que nos producen, las decisiones que tomamos y finalmente la
persona que llegamos a ser o somos, siguen -de formas inentendibles- ese
objetivo(s) de vida. Pero cambiemos esa
palabra objetivo. Mejor utilicemos la palabra razón o razones de vida.
Sin duda existen numerosos momentos difíciles y complejos
por los que pasamos durante nuestra vida. Pensamos muchas veces que no vamos a
poder salir de ellos, o que inexplicablemente nos perseguirán a donde quiera
que vayamos. La clave es no pensar tanto, y confiar en que todo lo que ocurre,
pasa por una razón; una razón que nuestra mente humana limitada por miedos, ego
y preconcepciones culturales, no nos permite entender. Estas palabras pueden
ser fáciles de decir, lo sé, e incluso para alguno sin sentido o de carácter religioso.
Contrario a esto, siento que es una realidad que se observa en las sincronías
en muchas de nuestras vivencias, y la manera en la que finalmente ocurren las
cosas en nuestra vida, a veces parece magia.
Entonces decir que las cosas pasan por una razón, no parece sin sentido,
pero como ocurre la mayoría de las veces, mientras lo vivimos, afrontar todo
-por mas que tenga una razón- no es tan simple.
En situaciones o momentos difíciles durante nuestra vida es
inevitable sentirse desmotivado y sin razones para vivir (por fuerte que
suene), muchas veces sentimos desgano y debilidad. Pero vivir como “zombies” no
es la manera, hay algo subyacente que ocurre mientras nos sentimos “muertos en
vida”. Es imperceptible, pero en estos momentos esta ocurriendo un cambio
grande en nosotros mismos, en nuestra consciencia, en nuestro yo interno. Los
momentos difíciles y complicados nos generan una serie de vivencias y
sentimientos que terminan siendo lecciones de vida muy importantes que quedan
por siempre en nuestro inconsciente. El cambio, en este caso la
transformación/crecimiento es difícil, pues resulta de dejar muchos elementos
de lo que fuimos para incorporar lo nuevo y aceptarlo como nuestro. Los humanos nos caracterizamos por generar apegos.
Estos apegos pueden ser desde a objetos, personas o animales, como a
sentimientos, como a maneras de manejar el día a día, a rutinas, a
costumbres. A veces estos apegos han
estado con nosotros tanto tiempo en nuestra vida, que se transforman en algo
natural, familiar, e incluso se consideran como parte de lo que somos. Sin embargo, lo que olvidamos es que todo se
mueve y tiende al cambio. Por tanto, esos apegos que son recuerdos en forma de
transmisiones entre neuronas, y que finalmente son energía estática en nuestra
mente, tienden al cambio transformarlos. Como lo dice el principio de la
conservación de energía, todo tiende al cambio, y ese cambio no implica que
algo deje de existir, sino que solamente se transforma. Nuestro miedo intrínseco a dejar ir o la
simple costumbre de tener, a veces no nos deja seguir en muchos aspectos de nuestras
vidas. Es ese pensar que dejar ir lo viejo y permitir
la entrada de algo nuevo o diferente, es necesariamente la eliminación de algo
para reemplazarlo con otro. Sin embargo, no es la eliminación, como ya dijimos
es simplemente una transformación. Por tanto,
los momentos difíciles nos transforman, y son oportunidades para permitir a ese
cambio que es prexistente en todo y en nosotros, ocurra.
Otra manera más simple de verlo todo lo anterior, es, como dicen
por ahí, “después de la tormenta, llega la calma y sale el arcoíris”. Es una
frase simple pero llena de sabiduría y habla de los mismo que tratamos antes. Después
de sentirse en esos “huecos” o espacios vacíos de desesperación, encontramos la
luz. Hay que ser fuertes, resistir y llenarnos de paciencia. El tiempo verdaderamente
nos ayuda a seguir adelante y buscar eso que nos hacía falta. Personalmente me ha
ayudado a travesar estos procesos dándome cuenta o recordando dos cosas.
Primero, el mundo no se detiene solo porque me estoy
sintiendo mal, o porque me quiero quedar estática. Yo no controlo ni podré controlar el mundo,
aunque no quiera, todo sigue ocurriendo y se va moviendo. En mi estado “zombie”,
puedo intentar aislarme, pero al final me daré o me di cuenta de que de todas
maneras el mundo sigue así no quiera, y era yo la que me estaba perdiendo de
todo por querer sin tener éxito, quedarme estática en el tiempo. El Sol sigue
saliendo todos los días, el tiempo va corriendo y soy yo la que está forzando
una estática que no existe, y soy yo finalmente, la que permito que el tiempo pase
sin cambios. Yo misma me estaba haciendo daño, perdiéndome del mundo del que
soy parte así no lo quiera. Al final, siempre es nuestra decisión como
manejamos las situaciones, si aceptamos o no la situación que vivimos. Lo que a
veces no nos damos cuenta, es que si vale la pena lanzarse al cambio; a hacer
las cosas distinto.
Lo otro que me ha ayudado, es recordar que todos pasamos por
momentos muy difíciles, no necesariamente iguales, pero parecidos en las formas
que nos hacen sentir. La persona que pasaste en la calle pudo haber estado sintiéndose
muy parecido hace unos meses o incluso semanas, y tu la ves, sigue con su vida,
lo pudo superar y seguir adelante. Lo que quiero decir, es que no somos los únicos
que sentimos, y todas las personas (aunque no las conozcamos) han pasado por
complejos momentos, y tu ves que siguen con su vida. ¿Cómo? No lo sabemos, pues,
además cada uno vive sus situaciones de manera diferente, pero indistintamente,
tu los ves caminando en la calle, continuando con sus vidas, respirando, alimentándose,
riéndose, compartiendo. De nuevo, ¿Cómo?, puede ser un misterio, pero ellos son
prueba de que la vida sigue y todo se puede superar.
Hay tantas cosas, sentimientos, momentos, personas que
conocer, paisajes para ver, y a veces muy tarde nos damos cuenta de que la vida
es demasiado corta para todo lo que se puede vivir. Las debilidades solo nos
estancan y evitan que veamos la VIDA que existe a todo nuestro alrededor.
Incluso en nuestro día a día de trabajo nos olvidamos de que el hecho de que
todos los procesos fisiológicos y que te hacen la persona que eres, ocurren en sincronía
como si fueran impulsados por un tipo de magia escondida. Aunque te mantengas estático
o metido solamente en tu cabeza (muy racional), todo, incluso dentro de ti
sigue moviéndose, y será inevitable que se mueva. Todo esta lleno de vida, y esta se expresa de
tantas maneras, como lo vemos en la naturaleza, que en una vida.
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